La matanza de Tucson ha vuelto a dejar en evidencia dos aspectos de Estados Unidos. El primero es la libre venta de armas a todo el mundo. La Segunda Enmienda les da derecho a tener un arma para protegerse, pero bien es cierto que el ser humano las utiliza para hacer más el mal que el bien. Y ahí es donde radica el problema. Si se supiera que con un arma bajo el brazo cada persona actuaría con sentido común no habría problema. Pero no es así. No todo el mundo debe poseer un arma.
El segundo aspecto que deja en evidencia esta matanza son las consecuencias del "Tea Party". Sarah Palin, aquella republicana amante de las armas y ultraderechista, tiene mucho que ver con este ataque, aunque ella quiera negarlo. Una cosa es hacer una broma (como sucedió con Wyoming y Herman Tertsch) y otra muy distinta es que un político se atreva a dar un discurso tan duro y en contra de aquellos que no comulguen con sus ideas. Pero todos sabemos de qué pierna cojea Palin.
Lo que importa es que Jared Lee Loughner siga en prisión sin fianza y que pase el resto de los años que le quedan de vida en la cárcel, y que las personas heridas se recuperen lo antes posible. Y ya que estamos, esperemos que el "Tea Party" se modere un poco, porque a este paso...
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